Las pasiones de Pedro

Este blog se inició con la crítica de Volver, la última obra maestra de Almodóvar y la única película que ha merecido la máxima calificación (5 estrellas) en la corta historia de Las Horas Rojas. Su nueva película se titula Los Abrazos Rotos y aunque llega con bastante retraso a nuestra cartelera (su estreno en España fue hace un año), es un acontecimiento porque nos permite celebrar una vez más el talento y la creatividad del director manchego.

Los Abrazos Rotos gira alrededor de varios ejes narrativos. En un nivel destaca la pasión de dos amantes que se conocen en la filmación de una película. El director Mateo Blanco (Lluís Homar) vive un romance secreto con la actriz protagónica Lena (Penélope Cruz), quien a su vez es la amante “oficial” del productor y poderoso empresario Ernesto Martel (José Luis Gómez).

Ese triángulo está marcado por los celos, las intrigas, la obsesión y la tragedia, la cual nos conduce a otro nivel de la narración. Catorce años después de un accidente en el que perdió la vista, Mateo Blanco responde a la identidad de Harry Caine (léase hurricane = huracán) y con la ayuda de su directora de producción Judith (Blanca Portillo), sigue escribiendo guiones y recordando desde la oscuridad el pasado luminoso en que filmó su última película.

Esa cinta, que dejó filmada pero no editada, se llama Chicas y maletas y es un claro homenaje a Mujeres al borde de un ataque de nervios, la notable comedia que estrenó Almodóvar en 1988. Aquí reaparecen elementos reconocibles de ese clásico, como el gazpacho, la cama incendiada y la dominación de colores cálidos como el rojo, naranja y amarillo. Todo un regalo para los fans que conocemos su filmografía como si fuera nuestra vida misma.

Los Abrazos Rotos es también un homenaje a la pasión. Por un lado, los amantes se funden en abrazos que detienen el tiempo, pero que son interrumpidos por una presencia maligna. Por otro lado, puede sentirse la pasión de Almodóvar por el cine y la amalgama de géneros de la que nutre su film: el melodrama clásico, la comedia disparatada, el romance y el suspenso angustiante.

La cinefilia de Pedro se siente como una presencia vibrante en cada encuadre. Con absoluta meticulosidad, cada elemento le da forma a un todo del que es imposible despegar la mirada. Entre las numerosas imágenes de antología destacan la de una lágrima bañando un tomate sobre una tabla de picar y unas manos ansiosas que tocan la pantalla de un televisor queriendo palpar un beso que los ojos no le permiten ver.

Penélope Cruz cumple con el reto de interpretar un personaje rico en capas, de las que se va despojando hasta quedar expuesta, vulnerable y frágil. Lluís Homar está convincente en su tormento y nostalgia. La gran Blanca Portillo, quien ya había destacado en Volver, ahora brilla con un monólogo en el que destapa confesiones y conecta cabos sueltos.

A pesar de sus numerosos aciertos, Los Abrazos Rotos no llega a rozar la perfección de las obras maestras de su director, en especial porque el complejo guión no es parejo en todas sus interconexiones. Sin embargo, Almodóvar le ha declarado nuevamente su amor al cine y en ese romance, los espectadores ocupamos felices la tercera esquina del triángulo amoroso.

Título original: Los Abrazos Rotos
País y año: España 2009
Director: Pedro Almodóvar
Actores: Penélope Cruz, Lluís Homar, Blanca Portillo, José Luis Gómez, Tomar Novas, Rubén Ochandiano, Chus Lampreave, Lola Dueñas, entre otros.
Calificación: ****

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